martes, 4 de octubre de 2011

MALPOSICION DENTARIA

MALPOSICION DENTARIA


Para comprender las diferentes maloclusiones debemos conocer la oclusión normal.
Una malposición dentaria es cuando uno o varios dientes están situados en posición anormal.
La malposición dentaria conlleva que las piezas dentarias superiores e inferiores no articulen, encajen o engranen con normalidad, y por tanto es causa de maloclusión dentaria.
Las maloclusiones dentarias se clasifican según sus causas: dentarias, esqueléticas, funcionales y mixtas.
Hoy, gracias a los estudios cefalométricos podemos saber el tipo de maloclusión con exactitud como veremos más adelante.
El origen de las maloclusiones dentarias es la malposición de los dientes, siendo normales las bases óseas (maxilar superior y mandíbula).

En las maloclusiones óseas el defecto está en las bases óseas.
Pueden ser debidas a falta o exceso de crecimiento de los maxilares y a una malposición del macizo craneofacial.

Las maloclusiones funcionales se deben generalmente a una alteración en la dinámica mandibular por alteraciones musculares que conduce a una oclusión dentaria anormal.

Para que una dentadura se considere ideal, debe cumplir diversos requisitos: ha de tener una dimensión proporcionada a la de los maxilares, y las piezas que la componen tienen que encontrarse al mismo nivel, en una posición uniforme, sin entrecruzarse y dispuestas simétricamente en ambas arcadas dentarias, de tal modo que la superior cubra ligeramente la inferior cuando se cierra la boca.

Son muchos requisitos, y por ello es difícil ver dentaduras perfectas.
 En cambio, es bastante común que los dientes estén desviados, exageradamente separados o, por el contrario, superpuestos, apiñados.
Estas son formas habituales de malposición, aunque no las únicas porque los defectos pueden ser muy variados y más o menos acentuados.

Aparentemente se trata de un problema estético, pero en realidad la malposición puede implicar algunos problemas más graves.

Por ejemplo, puede haber también una maloclusión, es decir, un contacto anómalo entre los dientes de la arcada superior y los de la arcada inferior, que produzca dificultades en la masticación o incluso en el habla; o que propicie la retención de alimentos y la aparición de caries dental, o una enfermedad periodontal, inflamaciones, etc.

Por todo ello deben corregirse los defectos de posición de los dientes, y de este aspecto se ocupa la rama de la odontología denominada ortodoncia.

¿Qué pasa con los malos hábitos?

En el origen de la malposición de los dientes pueden estar involucrados diversos factores.
Algunos de los cuales son constitucionales o  hereditarios y no se pueden prevenir.
Pero lo más común es que el defecto se deba a la persistencia de malos hábitos durante la infancia de conductas que dificultan la salida normal de los dientes o que provocan su desplazamiento: por ejemplo que el niño se chupe el dedo repetidamente hasta edades avanzadas que use durante demasiado tiempo chupetes no anatómicos que respire habitualmente por la boca que se acostumbre a meter la lengua entre ambas arcadas dentarias.
Se trata pues de factores que pueden evitarse fácilmente antes de que den lugar a desviaciones de los dientes que después requerirán un tratamiento más o menos complejo.
 Vale la pena que los padres lo tengan en cuenta por ejemplo eligiendo un chupete de forma adecuada o controlando que los niños respiren bien.

Consejos prácticos

¿Cuándo iniciar el tratamiento?

La corrección de la malposición de los dientes es mucho más fácil y efectiva en la infancia o en la primera juventud que durante la edad adulta, cuando ya la movilización de los dientes mediante el uso de aparatos de ortodoncia resulta más difícil e incluso más molesta.
Sin embargo, tampoco conviene iniciarla a edades muy precoces, cuando todavía no se ha completado la sustitución de los dientes temporales por los permanentes, ni los huesos maxilares han completado su desarrollo. Por lo general, el tratamiento se inicia cuando el especialista decide el momento más oportuno tras estudiar cada caso.

Las radiografías resultan muy útiles para precisar las relaciones entre los distintos dientes, comprobar su inserción en los maxilares y advertir el motivo de su desviación, factor fundamental para decidir las pautas de tratamiento En el caso de esta radiografía, las malposiciones son evidentes incluso para un observador no especializado.

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